Hoy toca madrugar, nos esperan más de 70 kms para llegar a nuestro destino final, Burdeos, bonito lugar donde terminar nuestra ruta en bicicleta por Las Landas.
Nos quedamos pensativos contemplando el tiempo, mientras Catherine nos sirve el desayuno en el salón del B&B que regenta; es la casa del que fuera su suegro, un emigrante español afincado aquí y al que le debe el nombre este alojamiento, Chez Augustin, aunque eso sí, un poco afrancesado.
Compartimos desayuno y charla con un matrimonio irlandés que lleva veraneando en Las Landas 15 años con sus hijos, y éste es el primero que viajan solos; han decidido recorrerlas en bicicleta, dejándose llevar por la improvisación en cada etapa and the hippie way of life, como dicen ellos; a última hora toman la decisión de dirigirse a Cap Ferret, así que les decimos adiós mientras salimos en dirección opuesta rumbo a la Perla de Aquitania.
Está nublado y pronto empezamos a sentir el frescor de una lluvia meona intermitente; según nos acercamos al lago de Lacanau la lluvia vuelve a hacer acto de presencia, o al menos eso creíamos nosotros, porque cuando paramos para coger el chubasquero, nos damos cuenta de que todas las zonas al descubierto de nuestro cuerpo están llenas de unos puntitos negros muy sospechosos, levantamos la vista alrededor y vemos que estamos rodeados de enjambres de diminutos mosquitillos que vienen a nuestro acecho; aceleramos, nos ponemos gafas de sol para que no se nos metan en los ojos, y no abrimos la boca más que para lo estrictamente necesario.
Con la tontería, los kilómetros van cayendo a una velocidad de vértigo entre bosques de pinos, robles y otras especies arbóreas; a pesar de dirigirnos a la quinta ciudad en importancia de Francia, nuestro peregrinar es tranquilo y solitario, nos cruzamos con muy poca gente, pero curiosamente vemos a nuestros amigos irlandeses que nos gritan: we changed our mind, AGAIN…
No es hasta unos 10 kms de Burdeos que empezamos a sentir la civilización, y cuando vemos el anuncio de un Mcdonalds cercano, se despierta en nosotros el deseo irrefrenable por comernos una hamburguesa, haciéndonos desviar del camino unos kilómetros para saciar esa ansia (en el track se puede ver claramente este giro brusco de manillar antes de llegar a Burdeos).
Nuestra entrada en Burdeos es con sol y nubes aborregadas, dejándonos bonitas estampas mientras recorremos el paseo a orillas del río Garona; ante nosotros, el majestuoso conjunto urbano y arquitectónico declarado en 2007 patrimonio de la humanidad por la Unesco, con más edificios protegidos de Francia por detrás de París.
Como todos en esta vida, Burdeos tiene un lado oscuro, un pasado de corrupción, desorganización y contaminación que hizo que se ganara el apodo de “La Bella Durmiente” durante los 48 años que Jacques Chaban-Delmas estuvo al mando de su alcaldía.
La bella Burdeos empezaría a salir de su letargo en 1995 con el nombramiento de Alain Juppé como nuevo alcalde; fue él quien mandó limpiar de hollín las fachadas de los edificios para que aflorara el color ocre de su piedra caliza; también hizo construir las líneas de tranvía, peatonalización de las calles del centro para librarlas de atascos, y la vistió de verde a lo largo de 4 kms a orillas del río Garona, así, cuando hubo terminado con las obras, creó el famoso Espejo del Agua para que reflejara la belleza de una ciudad que durante tanto tiempo estuvo oculta.
Esta es la Burdeos que nos hemos encontrado nosotros, una ciudad viva, interracial, que puede presumir orgullosa de pasado, y de contar con los vinos más prestigiosos del mundo, una ciudad para descubrir callejeando disfrutando de cada rincón, o virtualmente con las imágenes que os dejamos a continuación.
Buenos días! Estamos planeando de nuevo está ruta que hicimos como pareja y ahora la hacemos en familia con un peque de casi 2 años. Vamos a seguir vuestra recomendación de salir desde capbreton, pero no sabemos cómo volver desde vídeos hasta el punto de partida. ¿Nos podéis ayudar? Muchas gracias
Hola Raquel, nosotros lo que hicimos fue que, mi marido cogió el tren en Burdeos con su bici, se bajó en Bayona, y de ahí pedaleó hasta Capbreton para recuperar el coche y venir a buscarnos a Burdeos. Esperamos haberte ayudado.
Hola! Nosotros cogimos un bus de Burdeos a Capbreton, entraron sin problema los dos remolques y las bicis.