A los pies de los Picos de Europa y en el aromático concejo de Cabrales, se encuentra un río de aguas cristalinas en el que tradición y naturaleza se dan la mano.
El río Casaño es un lugar ideal para hacer una ruta de senderismo con niños, y después de descubrir el aguante físico de nuestra peketrekker, cuando olvidamos la mochila porta-niños en casa la pasada semana santa, nada mejor que aprovechar este tipo de sendas fluviales, sin apenas desnivel, para que vaya cogiendo afición sin terminar por aborrecerlo y/o aborrecernos.
Se trata de un recorrido lineal con inicio en el pueblo de La Molina, que ubicado en una de las laderas del río Casaño, dificulta el aparcamiento y nos obliga a dejar el coche en alguno de los pocos recovecos que encontraremos en la carretera. Esta pendiente y aprovechamiento del terreno, hace que nuestra perspectiva de las cosas cambie, que algunas casas parezcan más pequeñas de lo que realmente son, y explica que el pastoreo y cultivo de castañas se desplazara a la ribera del río.
Comenzamos la excursión atravesando el pueblo y bajando por un camino empedrado hasta llegar a Pompedru, o puente de piedra, que nos asomará a la parte más encajonada del río y que a su vez sirve de iniciación al descenso de barrancos; parece mentira que un río, aparentemente tranquilo, llegue a modelar el paisaje de esa manera.
No cruzaremos el curso fluvial por este puente, sino que continuaremos por el camino de la derecha, para pasar a su margen izquierdo un poco más adelante y empezar a remontar el río.
Lo más llamativo de esta ruta, aparte del paisaje que habla por sí solo, son la multitud de castaños centenarios que nos encontraremos por el camino, además de unas curiosas construcciones de piedra que parece servían para secar su rico fruto, aunque no sabemos si Noelia se quedó muy contenta con la explicación, le gustaba más la idea de estar ante la casa de un gnomo, 7 veces más fuerte que tú y veloz, y siempre de buen humor… Al son de esta canción, la de “los diminutos, nadie sabe dónde están…” y alguna que otra más que recuperamos de nuestro repertorio infantil ochentero, daños colaterales por habernos resistido a la era cantajuegos, fuimos completando los 2 km de ida del camino, hasta llegar al puente de los mineros, donde dimos por concluida la ruta.
El sendero parece que sigue hasta el Oyu la Madre, que es como llaman al nacimiento del río Casaño, pero por lo que hemos podido leer, esta parte no debe ser muy kids friendly.
Volver por el mismo sitio nos permitió observar con más detalle los elementos del camino, las casas de los pastores abandonadas a su suerte en un emplazamiento de lo más idílico, un proyecto de central hidroeléctrica inacabado, misteriosas sombras proyectadas sobre el camino por las caprichosas ramas de los castaños, y hasta nos dio tiempo para jugar al escondite en sus huecos troncos. Solo nos faltó un baño en alguna de las playitas fluviales, pero eso, en semana santa, se convierte en todo un deporte de riesgo.
Aunque esta ruta por el río Casaño no tiene ninguna dificultad ni pérdida, podrás descargar el track aquí.
Hola Ana y Laura!
Soy Carlos de Conalforjas.com. Os debía un saludo. Me encanta vuestro planteamiento y los pekeviajes que hacéis. Nosotros aún no somos padres de familia pero cuando llegue el momento seguro que podremos aplicar vuestros conocimientos en el tema de viajes en bicicleta con niños.
Un abrazo!
Gracias Carlos, a nosotras también nos encanta vuestra web y noticias, nos seguimos en las redes, y saludos a Gante, que nos trae muchos recuerdos de nuestro viaje cicloturista por Bélgica y Holanda…